domingo, 3 de junio de 2012

TEMPESTADES.


Como un mar te abalanzas a mi orilla
esparciendo mis arenas consternadas
desbordando mis peores pesadillas
 de olas tristes que se estrellan en la nada.
 
Te entregaste al naufragio y la ruina,
escondida en unos ojos  que me miran,
sucumbiendo a los tifones de retina
en las quejas de una voz que está dormida.

Te vertiste como nube derramada
inundando cada poro de tu alma,
 y en el llanto de esa lluvia equivocada
las palabras se perdieron sin nombrarlas.


Con los ojos me has hablado y en silencio
me has contado que la noche te ha vencido,
que los besos que me diste se han perdido,

y nos miran de reojo las esquinas...