Son cuerpos celestes tus lunares,
que adornan en tu piel la primavera.
Son un cielo de estrellas circulares,
gravados en tu piel de vida entera.
La noche me persigue oscura y fría
perdiendo la cordura en mi ceguera,
busco en la claridad de mi agonía,
los brazos de tu amor de luz primera.
De madreselvas frescas te has vestido
y con jazmín de plata tu cintura,
mi corazón te ha visto y se ha perdido
tras de la sombra azul de tu hermosura.
Quiero ser de tus ojos, juramento,
quedarme en tu retina, allí, clavado,
pagar este tributo en cada aliento,
de amor y vida en ti así entregado.